El pH del rumen: su importancia en la digestión y la producción animal

El rumen es un ecosistema acuoso complejo donde los microorganismos fermentan el alimento, produciendo ácidos grasos volátiles, metano y amoníaco, esenciales para la digestión y la nutrición de los rumiantes. Mantener la estabilidad del pH, idealmente entre 5.5 y 6.7, es fundamental para que la fermentación se realice eficientemente y se eviten problemas metabólicos.
La estabilidad ruminal depende de la calidad y frecuencia de la alimentación, el contenido de fibra y la capacidad buffer de la saliva y de los alimentos. Herramientas como buffers, ácidos orgánicos, fitobióticos y levaduras vivas son cruciales para regular el pH y maximizar la utilización de energía y nutrientes.
Puntos clave:
1. El rumen es el sitio principal de fermentación donde actúan bacterias, hongos y protozoos.
2. La fermentación produce ácidos grasos volátiles, metano y amoníaco, subproductos esenciales.
3. Un pH estable entre 5.5 y 6.7 es óptimo para la actividad microbiana y la digestión.
4. Dietas ricas en almidón reducen el pH, mientras que dietas con alta fibra tienden a elevarlo.
5. Variaciones prolongadas en el pH pueden provocar SARA, acidosis y otros problemas productivos.
6. Factores como horarios de alimentación, cantidad de alimento y disponibilidad de agua influyen en el pH ruminal.
7. La saliva actúa como un buffer natural gracias a su alto contenido de bicarbonato y fosfatos.
8. La capacidad buffer de los alimentos varía según su contenido mineral, proteico y de fibra.
9. Buffers como el bicarbonato de sodio y potasio ayudan a mantener la estabilidad del pH.
10. Fitobióticos y levaduras vivas modulan la población microbiana, mejorando la fermentación y la digestión.
Fuente: Ganadería.com