Pecuaria

Ganadería mexicana en riesgo por falta de control en frontera sur: César Ocaña

Con la reciente interrupción del comercio de ganado en pie entre México y Estados Unidos, las autoridades mexicanas deberían poner atención en la frontera sur del país, que es donde hacen falta protocolos más estrictos para vigilar la plaga del Gusano Barrenador de Ganado (GBG) y detener el contrabando ilegal de especies.

Así lo consideró César Ocaña, director de la Consultora Nexus Agronegocios y especialista en el sector agropecuario, quien platicó en entrevista exclusiva para GANADERÍA.COM para analizar el panorama de la industria nacional y sus retos actuales.

Incertidumbre en el comercio con Estados Unidos

Derivado de la detección de GBG en estaciones de Chiapas, el gobierno estadounidense suspendió la importación de animales en pie desde México en noviembre de 2024 y exigió que se tomaran medidas para contener la propagación, como controles rigurosos en las cuarentenarias y dispersión de moscas esterilizadas en el sur del país.

Apenas el pasado 5 de febrero, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) anunció la reanudación del comercio, con la exportación del primer lote de 500 cabezas  de ganado desde tres unidades de producción en Chihuahua. Adicionalmente, se retomó el envío en zonas de Sonora, no obstante, aún queda por reiniciar el intercambio en otras regiones.

Ocaña señaló que aún persiste un cuello de botella en el flujo de animales y que muchos de ellos son rechazados por no cumplir los estándares de calidad, por lo que estimó que la crisis está lejos de ser resuelta.

“El problema de fondo es la credibilidad. Mientras Estados Unidos no tenga la certeza de que en México se están cumpliendo los controles sanitarios adecuados, es difícil que reabran la frontera” indicó.

Frontera de Chiapas, un foco rojo en sanidad ganadera

Recientemente, el Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, anunció que tomaría acciones legales contra médicos veterinarios que habían certificado ganado como sano, luego de detectar que los animales en cuestión habían cruzado hacia Chiapas infectados con gusano barrenador.

Ocaña dijo que aunque el secretario tenía muy buenas intenciones, las medidas no bastarían para resolver la crisis que azota el límite sur del país, donde consideró que hacen falta controles más severos que permitan frenar no solamente la entrada de GBG, sino también otras enfermedades animales que podrían poner en riesgo la cadena alimentaria.

“Se calcula que cada año entran ilegalmente 800,000 cabezas de ganado desde Centroamérica, muchas de ellas sin los controles sanitarios necesarios”, detalló. “La frontera de Chiapas es un riesgo latente”.

El director de NexusAgronegocios consideró en ese sentido que no se trataba únicamente de la responsabilidad de inspectores o técnicos, sino “de un sistema que permite el ingreso de ganado sin control”.

Por eso, dijo que es clave reforzar la vigilancia en carreteras y mejorar el manejo de los aretes del Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado (SINIIGA) para garantizar que el hato que circula sea legal y cuente con trazabilidad. Además, llamó a alcanzar acuerdos con Guatemala y otros países de Centroamérica con el fin de unificar protocolos de sanidad y evitar nuevas interrupciones al comercio con Estados Unidos.

Aranceles de Trump podrían destruir la ganadería mexicana

Ante la amenaza constante del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a todos los productos mexicanos, el consultor advirtió que ese escenario sería devastador para los ganaderos nacionales. Trump había anunciado que a partir del 1 de febrero se le aplicaría el 25% de aranceles a las exportaciones de México a EE. UU., pero pausó la entrada en vigor de la medida por un mes tras una negociación con la presidenta Claudia Sheinbaum.

“Un arancel del 25% nos saca del mercado estadounidense. No hay manera de competir si nos imponen esa tarifa, y esto afectará directamente a los productores mexicanos”, estimó.

Agregó que esta política podría beneficiar a los ganaderos de EE. UU., quienes ya han visto un incremento en los precios de sus animales. Ocaña propuso diversas estrategias para enfrentar la incertidumbre en el sector, incluyendo la diversificación del comercio internacional para reducir la dependencia con el vecino del norte y el fortalecimiento de las relaciones con Asia y América Latina.

También enfatizó la importancia de una postura unificada entre productores y gobierno, pues alertó que hasta ahora se han visto respuestas fragmentadas con la ausencia de la industria engordadora.

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