Plantaciones de árboles de Navidad, aprovechamiento constante

Con informaciones del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales (CENID-COMEF), del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), a partir de la primera cosecha, entre siete y ocho años de iniciada la plantación de árboles de Navidad, el aprovechamiento del recurso es constante; es un agronegocio competitivo para quienes poseen terrenos forestales y se generan empleos.
Los árboles de navidad atraen beneficios importantes, ya que son productos derivados de Plantaciones Forestales Comerciales (PFC) que impactan en la provisión de servicios ambientales que contribuyen a la mitigación del Cambio Climático y la restauración de la cobertura arbórea. Entre sus aportaciones se encuentran la recarga de mantos acuíferos, la prevención de la erosión de los suelos y la filtración de agua.
En las plantaciones de árboles de Navidad, las especies más utilizadas son Pinus ayacahuite (pino blanco o pino vikingo), Pinus greggii (pino prieto), Pinus cembroides (pino piñonero), Abies religiosa (oyamel) y Pseudotsuga menziesii (pinabete).
Además, con esta actividad los plantadores y viveristas, tienen la posibilidad de obtener como beneficio secundario, la producción de hongos ectomicorrizógenos comestibles –que favorecen la absorción de nutrientes en los árboles-, lo que les aportaría ingresos a corto plazo, a la mitad de la producción de los árboles de Navidad, algunos macromicetos –hongos- de alto valor alimentario y económico susceptibles de usarse son Russula brevipes (cola de borrego, trompa de cochino), Ramaria flava (escobeta), Boletus complejo edulis (pambazo), Suillus granulatus (pancita), S. brevipes (panza de encino), Lactarius subdulcis (enchilado), L. deliciosus (enchilado), Morchella spp. (mazorquitas) y Cantharellus cibarius (duraznillo).