Batallará México para cumplir a Trump en cárteles y droga

El plan del Presidente electo Donald Trump de imponer un arancel del 25% a los productos mexicanos a menos que detenga el tráfico de fentanilo y la migración ilegal corre el riesgo de poner a los socios comerciales en rumbo de colisión por un reto recalcitrante para ambos países.
Antes de las nuevas negociaciones comerciales, la mayor debilidad de México ha sido su incapacidad histórica para confrontar a las poderosas bandas de narcotraficantes que controlan alrededor de un tercio del País. México ha tenido éxito en detener la inmigración durante el año pasado, pero poner fin al contrabando de drogas podría ser una tarea imposible, en parte debido a la fuerte demanda en Estados Unidos.
El fentanilo es barato de producir y fácil de contrabandear. En algunas grandes zonas de México, los grupos del crimen organizado dominan a los funcionarios locales y estatales. Diferentes intentos de combatir a las bandas, a veces con el apoyo de Estados Unidos, han llevado a violencia en el País sin afectar el negocio de las drogas.
Durante el Gobierno del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador, el Gobierno mexicano evitó en gran medida una estrategia de confrontación directa con las organizaciones criminales del país e intentó abordar la desigualdad y la pobreza que, él dijo, eran la razón de la violencia. La estrategia, conocida como “abrazos, no balazos”, no logró detener el flujo de drogas a EU ni la violencia en México.
Su sucesora, Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo el mes pasado, enfrentará presión interna para no capitular ante las amenazas de Trump. “Negociamos como iguales, aquí no hay subordinación”, dijo el martes.
La amenaza de Trump de imponer lo que equivaldría a sanciones económicas a su mayor socio comercial sin una estrategia bilateral para lidiar con las poderosas bandas de narcotraficantes sólo puede agregar volatilidad a una relación ya tensa. La cooperación bilateral sería una oportunidad para ambos países, pero la acción unilateral de EU será vista por México como una amenaza, dijo Eduardo Guerrero, consultor de seguridad en la Ciudad de México.
“Puede ser vista como una amenaza porque puede afectar la soberanía territorial de México. Es una cuestión histórica”, indicó Guerrero.
“No producimos las armas, no consumimos las drogas sintéticas, pero lamentablemente somos nosotros quienes sufrimos las muertes por delincuencia en respuesta a la demanda de drogas de su País”, dijo Sheinbaum, leyendo una carta dirigida a Trump que será entregada el miércoles.
La seguridad es un problema mayor para la relación de México con Estados Unidos que China o la inmigración, destacó Jorge Castañeda, ex canciller mexicano y experto en la relación bilateral.
Cuestionó si la respuesta de Sheinbaum tendría éxito con Trump. “Claramente no están preparados para esto y simplemente están sermoneando a los estadounidenses, algo que la mayoría de los estadounidenses detesta”, añadió.
Las amenazas arancelarias de Trump y la respuesta de Sheinbaum elevan el riesgo de que “algún error de cálculo de una o ambas partes, en términos de retórica, pueda salirse de control”, señaló Craig Deare, quien sirvió en la primera Administración de Trump como director senior para asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional.
“Los costos a largo plazo superarán con creces los beneficios a corto plazo”.
La simple perspectiva de una acción militar estadounidense alteraría la delicada asociación de seguridad de la que dependen ambos países, dicen funcionarios estadounidenses actuales y anteriores.
Durante la campaña, Trump prometió acabar con los poderosos cárteles de México, a los que Estados Unidos considera responsables del contrabando de la mayor parte del fentanilo que ha matado a decenas de miles de estadounidenses, comparándolos con el grupo terrorista islamista ISIS.
“Es hora de que Estados Unidos libre guerra contra los cárteles”, dijo Trump. El entonces Presidente López Obrador dijo que México no “permitiría que ningún Gobierno extranjero intervenga en nuestro territorio, y mucho menos que intervengan las fuerzas armadas de un Gobierno”. Sin embargo, pudo establecer una relación de trabajo y desarrollar una afinidad personal con Trump.
“Si creemos que las cosas están mal en términos de drogas e inmigración, ahora intervengamos en México y veamos lo que sucede”, dijo Deare, ex funcionario de la Administración Trump. “Puedes lanzar 100 o mil ataques con drones. Y nuestra demanda garantizará el flujo continuo de drogas al País”.
Las amenazas comerciales de Trump también podrían frustrar los recientes esfuerzos de EU por establecer una mejor relación de trabajo con la Administración Sheinbaum que la que tuvo con la anterior.
Algunos legisladores del propio partido de Trump han expresado optimismo sobre construir vínculos de seguridad más fuertes con México bajo el Gobierno de Sheinbaum. “Las posibilidades son mejores que con la última Administración, con base en nuestras relaciones con algunos de los altos mandos de seguridad de Sheinbaum”, dijo el representante Dan Crenshaw.
Varios altos funcionarios mexicanos esperan que Omar García Harfuch, el recientemente nombrado Secretario de Seguridad de México, pueda desarmar la amenaza latente de una acción militar unilateral estadounidense. García Harfuch, quien fue Secretario de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México cuando Sheinbaum era Jefa de Gobierno, tiene una larga trayectoria de trabajo con agencias de seguridad de EU.
Un ex funcionario estadounidense involucrado en la transición Trump prevé brindar a las autoridades mexicanas información sobre objetivos criminales de alto valor, dejando implícito que un fracaso de México daría a Estados Unidos luz verde para actuar unilateralmente, una de las muchas opciones que EU puede ejercer antes de presionar el botón, indicó.
Para evitar una incursión militar estadounidense, México debería actuar por su cuenta contra los cárteles, señaló Tomás Ángeles, General mexicano retirado y ex Subsecretario de Defensa.
“Trump intentará cumplir sus promesas”, consideró Ángeles.
Crenshaw dijo que Estados Unidos debería dejar en claro que habrá un “cambio de paradigma” en materia de seguridad de México: “Crear una sensación de que el juego ha cambiado enormemente contra los cárteles cambiará los modelos de negocios y cambiará los comportamientos al corto plazo”.
Agencia Reforma